Ya no espero que pasen grandes cosas, he aprendido a vivir con las pequeñas
alegrías que todos los días me brinda la vida. Una película en la madrugada, mi comida favorita,
el despertar y saber que voy a ver a mi familia y mis amigos, ver la luz del sol, el calor (aun que odie el calor), escribir, escuchar, ver los amaneceres y claro también ver el ocaso, y estar ahí para presenciarlo, una taza de café, andar descalza, bailar...
No necesito de mucho, solo de esas pequeñas cosas que me hacen llenarme de vida. Y que me hacen saber
y sentir que sigo viva.
Estoy aprendiendo a disfrutar mi vida por primera vez en mucho tiempo. Aveces se necesita que la vida te de un buen jalón de orejas para darte cuenta que no estas viviendo, que no disfrutas esas pequeñas cosas que te hacen libre y feliz. Así como cuando eramos niños y disfrutábamos cada día,con pequeñas cosas, y que sin duda perdemos cuando vamos creciendo.
Los seres humanos aveces no nos damos cuenta del valor de las cosas, hasta que solo te queda poco de vida o cuando sientes el peso del mundo sobre tus hombros, cuando las puertas se te han cerrado, aun que como dice el dicho " Cuando se cierra una puerta siempre y sin excepción se abre una ventana"...
Así que ¡VIVE!
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